La corbata, símbolo de poder
- Kurt Benze
- 4 sept 2015
- 3 Min. de lectura

Si eres hombre, no importa quién seas o en dónde vivas; lo más probable es que en algún momento hayas usado una corbata. Es una parte integral de un traje, una pieza que “ata” el conjunto. No obstante, sólo a muy pocas personas les gusta usarla. Es impráctica e incómoda, y normalmente es la primera o segunda prenda (aparte del saco) que uno se quita.
Entonces, ¿por qué la seguimos utilizando si a la mayoría le desagrada? Más que nada, por convención. El vestir corbata es un ejemplo clásico que los psicólogos cognitivos utilizan para explicar la mentalidad de manada: la usamos simplemente porque todos la usan. La corbata es parte del traje, y el traje es la manera formal de vestir par excellence en el mundo occidental. Eso no va a cambiar pronto, ya que las masas son conservadoras y lentas desplazando sus costumbres. Por otro lado, no se puede negar el aspecto estético de la corbata. En el universo del buen vestir, en teoría la estética y el sentido práctico deben ir de la mano, pero en su uso real las cosas pueden variar un poco.
Más allá de eso, la corbata tiene un sentido simbólico muy fuerte. Principalmente representa poder (es una prenda fálica que se ata alrededor del cuello, después de todo). Sin embargo, su significado cambia dependiendo del estatus social de quien la use.
Entre las clases altas representa la ostentación del poder. Son muy pocos los jefes de estado, presidentes de corporaciones y banqueros que no la visten. La imagen que esta gente debe transmitir siempre está llena de una elegancia y solemnidad impecables, incluso si lo que denote al final sea arrogancia y altanería.

Por otra parte, entre las clases medias y bajas la corbata simplemente da a entender que la persona que la usa es asalariada. Es decir, que está sometida a un empleo y que sobrevive de cheque en cheque. Es una imagen que no le es propia; quien la viste tiene dueños y debe seguir su ejemplo.
A pesar de todo, hay excepciones muy notables. En el caso de un político, no usar corbata es parte de una estrategia para acercarse a la gente y proyectar un espíritu juvenil, una actitud relajada y hasta rebeldía. Debemos recordar que todo en ese mundo son juegos de poder.
Las grandes compañías de tecnología, como Google y Apple, también se han distinguido por aplicar un código de vestuario casual. Su idea es reflejar individualidad y libertad creativa, cosas que van de la mano. No son los únicos que lo hacen: empresas de otras industrias creativas —cine, animación, videojuegos, diseño— igualmente prescinden de la corbata y del traje. La imagen debe reflejar su filosofía lo mejor posible: los empleados tienen que lucir bien, p
ero siempre con una identidad individual y única, dando a entender que se divierten con su profesión y que no los detienen las barreras tradicionales.
Por cierto que el no usar corbata es una tendencia algo fuerte entre millenials, que valoran trabajar a su propio ritmo y el no estar encerrados en una oficina. No obstante, están lejos de hacerla desaparecer. Como dije, las tradiciones y las convenciones son difíciles de desarraigar. Mientras tanto, la mayoría de nosotros, sea por trabajo o eventos formales (o sesiones de fotos requisitosas), la seguiremos usando.

Styling: Cecilia Flores
Fotografía: Nelly Cavazos
Coordinación de imagen y concepto: Cecilia Flores
Edición de photografía: Cecilia Flores
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